Federico Amador: "Hago las escenas de sexo a full"
Después de trabajar de cadete, vendedor de panchos y modelo, Federico tuvo su gran chance en TV como el periodista gay de los momentos calientes de "El tiempo no para". Está casado y espera un hijo.
Antes de caer en la televisión y convertirse en el periodista ambicioso y trepador de
El tiempo no para (Canal 9), Federico Amador deambuló por rumbos bien diversos: fue repartidor de volantes, vendedor de panchos y de espacios publicitarios, corredor de jabones, administrativo en una AFJP, cadete, mozo y la cara de una marca de autos y de cigarrillos.
"Desde los 14 años el teatro me partió la cabeza y supe que iba a ser actor, pero en casa no había un buen pasar económico. Entonces, si quería salir, comprarme cigarrillos o darme algún lujito, tenía que trabajar", dice sonriente y orgulloso de su historia Federico Grandolini, como se llama en realidad. "El apellido Amador nació de mi bisabuelo, que era poeta y firmaba como Félix Amador. Esa historia me llegó tanto que desde hace cinco años me llamo así", suelta mientras paladea una cerveza en un bar de Palermo.
Segundo hijo de un arquitecto y una profesora de gimnasia que lo criaron en la localidad de Beccar, Amador (30) incursionó en el teatro gracias a un taller que le propusieron en la escuela secundaria. Después, llegó el turno de estudiar con Mariana Oberstein en el Centro Cultural Rojas y con Julio Chávez, y de olvidar las dos materias previas que ni piensa retomar: "Me llevé química de cuarto y de quinto año. Un idioma que jamás voy a dominar ni me interesa aprender", se sincera.
"Yo no quería ser famoso. Era un idealista y, por eso, me concentraba más en mis trabajos de aquel momento. No me olvido esa época de cadete, por ejemplo, cuando vivía viajando en trenes y subtes y haciendo cola para todo. Pero no me arrepiento de haber seguido esos caminos. Así conocí a cientos de personajes y todo eso me nutrió . Después empecé a ayudar a Chávez con la iluminación de obras como Seis al cinco. Y él me empujó a que me dedicara solo a la actuación", rememora.
En televisión, su camino fue lento pero progresivo: primero le puso el cuerpo a un bolo en Franco Buenaventura, más tarde llegó Malandras, Mosca y Smith, Jesús el heredero y Los secretos de papá. "Juro que esos minutos en el aire eran más difíciles que un personaje. Era un tiro y tenía que aprovecharlo", explica el mismo muchacho que el año pasado bailaba en sunga en la pieza teatral 5 gays.com, de Rafael Pence, y que hoy vuelve a interpretar a un gay en TV. "Para encarnar a Matías (El tiempo no para) yo me focalicé en dos facetas del personaje. Su corrección en el trabajo y su cara oculta cuando está con los amigos. El hecho de que sea gay es, simplemente, un color más del personaje, uno de miles", garantiza Federico, quien dice no tener pudores cuando llegan las escenas de sexo con Walter Quiroz. "Si me toca hacerlas, ya sea con un hombre o una mujer, las hago a full. Si no, pienso que no es creíble y quedan pésimo", admite.
"Escritor de futuras obras teatrales" en sus tiempos libres, Amador vive en pareja desde hace dos años con una ex bailarina con quien espera su primer hijo ("Se va a llamar Vito, porque significa vida"). El chico que también le prestó sus ojos verdes a varias publicidades dice que no puede imaginarse viviendo lejos del río: "Toda mi vida la pasé en la zona Norte y estoy tan acostumbrado que ni pienso en instalarme en la Capital. Ahora me mudé a Vicente López. ¿Por qué? No puedo concebir mi vida sin practicar kayak, mi deporte favorito junto al boxeo".
